Llegamos al aeropuerto de Frankfurt donde nos esperaban los novios. Desde allí nos cogimos un tren rápido que nos llevó a Mannheim, donde teniamos el hotel Gasthaus Weinstube (Ganso Dorado).
Nos fuimos a ver la ciudad y lo primero que nos encontramos fue el Wasserturm o Torre del Agua, uno de los iconos más famosos del Jugendstil (estilo Art Nouveau) en Alemania, y el pequeño parque que le rodea, un gran lugar para disfrutar y sentarse. El parque está rodeado por el Rosengarten, un edificio de ladrillo rojo, y los colores en un dia de sol son increibles.
Me sorprendió gratamente la gran cantidad de zona verde que tiene la ciudad, por donde moran a sus anchas las ardillas. En uno de esos jardines habia una especie de exposición de cajas pintadas por los escolares. Y en medio de tanta caja nos sorprendió la lluvia, asi que nos tuvimos que ir corriendo al hotel.
Al dia siguiente mientras mi hermana iba a la boda, mi hermano y yo nos montamos en un tren dirección Heidelberg. Una ciudad cargada de belleza y romanticismo. Es uno de los lugares más animados y atractivos del valle del Neckar. Activa y turística ciudad universitaria. Y por las viejas calles del casco antiguo paseamos ascendiendo hasta el castillo.
-Castillo de Heidelberg: No solo es el lugar más destacado de la ciudad, sino la ruina más famosa de Alemania. Consta de varios edificios, incluida la Dicker Tum (Torre Gorda), que fue explosionada, y el jardín desde donde se tiene una magnífica vista sobre el valle y la urbe. En su interior alberga el Museo Alemán de Farmacia, donde se reunen elementos típicos de los S. XVIII y S. XIX, y el gran barril de 220,000 litros de capacidad. Cada año hay espectáculos populares, como los Schlossfestspieles, "festivales teatrales en el castillo" y bailes como el Ball der Vampire, "Bailes de los Vampiros".
Después de visitar el castillo nos fuimos a dar una vuelta por el centro histórico, muy bien conservado y que consisite en una gran zona peatonal, donde se encuentran varias iglesias y muchos edificios de estilo rococó. Caminando por sus calles llegamos al Puente Antiguo o Puente de Carl Theodor, donde me hizo mucha gracia ver a unos rumanos tocando "Que viva España." Alli habia montada unas carpas donde nos tomamos unas cervezas comprobando su fama. Después nos fuimos a comer a un restaurante, y la comida ..... buenísima. Por la tarde recorrimos la ciudad y nos volvimos a Manheim.
Al día siguiente empezamos viendo las atractivas zonas residenciales y el paisaje entre el Palatinado y el Odenwald. El Luisepark que entre sus atracciones tiene la torre de telecomunicaciones. Más tarde quedamos con los novios y algún invitado más. Volvimos a Heidelberg, donde los novios nos enseñaron el Philosophenweg o Ruta de los Filósofos, desde donde se disfruta una magnífica vista de la ciudad.
Por la tarde nos llevaron un precioso pueblo a 13 kms. de Heidelberg llamado Ladenburg. Se trata de uno de los más coloridos y mejor conservado pueblo a orillas del Neckar. Es un excelente lugar para ir en un dia. Caminar por sus calles de piedra nos enseña el encanto de un pueblo lleno de color gracias a sus edificios de madera.
El dia 25 fuimos a conocer la capital del Estado de Baden-Württemberg; Sttutgart, delicia de los turistas no solo por su magnífico panorama, sus impresionantes parques y jardines, sus espléndidos palacios y edificios de una amplia gama de estilos arquitectónicos, sino culturales también por su diversidad. Se destaca:
-Viejo Castillo Medieval: Con su pintoresco patio interior refleja el brillo de esta ciudad. A pocos pasos se ubica el Nuevo Palacio Barroco corazón de la ciudad.
Por la tarde nos llevaron a conocer otro pueblo un poco dificil de escribir y pronunciar, Schwetzinger cuya gran atracción es su Castillo y sobre todo sus jardines de fama internacional.
El útimo día lo pasamos en la dinámica ciudad financiera, Frankfurt, de donde salimos para
regresar a España.
